jueves, 26 de febrero de 2009

VII Encuentro: Los Iconos

Dado que el ícono nace en el seno de la Iglesia indivisa, pienso que uno de sus papeles principales consiste en asegurar la unidad de la fe y la unidad del culto.
Este arte se origina en la tradición de la Iglesia y, lejos de ser un conjunto de reglas que impide la creatividad o limita la vida del espíritu, es un guardián de los valores espirituales y nos muestra un lenguaje que, a través del tiempo y con su evangelización, ayuda a la continuidad de la vida de la Iglesia misma.
En Occidente, la imagen tenía una función muy reducida, porque sólo se usaba para meditación personal, no por falta de profundidad teológica, sino que a veces eran tomadas como simples ilustraciones.
Pero en el siglo pasado, se produce un nuevo descubrimiento del ícono y de su enorme riqueza espiritual; y yo me pregunto: no es justamente esta riqueza espiritual de la cristiandad la que hace que se puedan cantar en todas las naciones las Glorias al señor en su propia lengua? El Hijo de Dios se ha encarnado en un pueblo, para todos los pueblos.
Desde hace algunos años, el ícono ha superado los límites de las comunidades orientales. Así, el ícono de la Virgen de Vladimir, símbolo de la Rusia Cristiana y obra muy venerada en Constantinopla, que actualmente se encuentra en Moscú, fue erigida por el Papa Juan XXIII como símbolo de la unidad de la Iglesia. Vemos como diferentes cristianos: ortodoxos, católicos, todos estamos unidos en nuestras plegarias delante de Ella, ya que se han hecho infinidad de íconos sobre la base de este prototipo y se encuentran distribuidos por todo el mundo.
El ‘icono es testigo silencioso de un mundo transfigurado, y el verdadero Iconógrafo es un teólogo de la imagen.
La iconografía es un lenguaje de amor que se traduce en el cruce de miradas, como decía santa Teresa "Mira que te miran".


Magdalena Acuña de Armano
Curadora

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