ARZOBISPO DE BUENAS AIRES Y TODA ARGENTINA
DE LA IGLESIA CATÓLICA APOSTÓLICA ORTODOXA DE ANTIOQUÍA
Conferencia brindada en ocasión de la inauguración del X Encuentro de Iconografia Argentina
INTRODUCCIÓN
Dos etapas importantes marcaron la representación del misterio de la encarnación. En primer lugar, aparece el ícono de la adoración de los magos (o de los reyes como es comúnmente conocido en occidente), a partir del siglo IIIº. Esta fue una de las primeras representaciones de un evento evangélico en la historia de la iconografía. Y fue la de mayor difusión. De a poco, cedió el lugar a otra representación, la del Nacimiento de Cristo, la que conocemos hoy.
La representación del misterio de la encarnación se encuentra presente de igual modo en oriente y occidente, tanto sobre paredes de monasterios e iglesias, como sobre madera y páginas de manuscritos o evangeliarios.
1.LOS MOTIVOS HISTÓRICOS DE LA REPRESENTACIÓN ICONOGRÁFICA DEL ÍCONO DE LA ADORACIÓN DE LOS MAGOS
Durante los tres primeros siglos, la Iglesia sufrió la persecución romana y herejías como el gnosticismo y el arrianismo. La adoración de los dioses del imperio romano se enfrentaba con la conciencia de los cristianos de ofrecer la adoración a Cristo, mientras que la negación de la divinidad del Salvador por parte de las herejías desvalorizaba la buena nueva de la salvación en Cristo que los cristianos difundían y vivían.
Así el ícono de la adoración de los magos fue una respuesta clara ante dicha situación, y la mejor forma de enseñar a los fieles la verdad del evangelio: el Nacido en Belén es Dios, y únicamente a Él se debe la adoración, y a ningún otro. Es este testimonio que generó una cadena interminable de mártires que hoy conmemoramos con mucha devoción.
¡He aquí el Rey de los reyes en forma de niño!
2. DATOS BÍBLICOS
Profecías del Antiguo Testamento hacen referencia a la adoración de los magos: “Multitud de camellos te cubrirá (a Jerusalén), dromedarios de Madián y de Efa… traerán oro e incienso, y publicarán alabanzas del Señor”(Isaías 60:5-6); “Los reyes de Tarsis y de las islas traerán presentes; los reyes de Sabá y de Seba ofrecerán dones. Y se arrodillarán a él todos los reyes”(Salmos 72:10-11). Es en base a esta profecía que se difundió la creencia que los magos que adoraron al Salvador eran reyes (Tertuliano, Contra Marción, 3, 13).
3. DATOS DESDE LA TRADICIÓN PATRÍSTICA
Según San Basilio el Grande (+379), la representación de la adoración de los magos en las catacumbas es, a los ojos de sus autores del siglo IVº, una manera de expresar cómo la humanidad recibió al Salvador (PG 31, 1469). Del mismo modo, podemos considerar que la matanza de los niños por Herodes fue la contraparte trágica de dicha recepción.
Para San Juan Crisóstomo (+407), los magos forman la primicia de las naciones, junto a la de de los servidores de Dios en el Antiguo Testamento: “Porque Dios abrió la puerta de la fe a las naciones, para evangelizar a Su pueblo por intermedio de extranjeros… porque Dios realiza por los reyes la misma misión que había encomendado a Jonás hacia la gente de Nineve”(Explicación de San Mateo 3, 6).
El número de los magos que están representados en las catacumbas del siglo IIIº variaba entre dos o cuatro en lugar de tres, el número al que estamos acostumbrados. San Epifanio (+403), obispo de Salamina, habla de 15 magos, mientras que San Agustín habla de 12. El número de los magos se estabilizó en tres en el siglo Vº por el papa León Magno (+461), en analogía con el número de los regalos presentados.
En occidente son conocidos por llamarse: Melchior, Gaspar y Baltasar. La primera mención de sus nombres existe sobre el mosaico de los Reyes Magos en la iglesia de San Apolinar Nuovo, en Rávena (Italia).
4. LA REPRESENTACIÓN ICONOGRÁFICA
En la representación de tipo oriental, aparece la Virgen sentada de frente y no de perfil sobre un trono, mientras que el Niño está sentado en su regazo.
Los magos parecen tener edades distintas: el primer mago es Melchior, avanzado en edad con una barba blanca; el segundo es Baltasar, de media edad con barba y pelo marrón-castaño; y el tercero es Gaspar, sin barba. Dicha representación apareció en el siglo IVº, y se estabilizó en el siglo VIº. Es una forma para manifestar que la revelación de Dios es dada a toda edad, y que todos la pueden recibir, tanto jóvenes como adultos o ancianos.
Los magos aparecen de pie o de rodillas ante el Salvador.
5. LOS REGALOS DE LOS MAGOS: INTERPRETACIONES PATRÍSTICAS
Los regalos de los magos (oro, incienso y mirra) han tenido en la tradición patrística interpretaciones muy interesantes y reveladoras. La interpretación tradicional, la que encabeza San Ireneo de Lyon (+202), se basa en que el oro se lo regalaban a los reyes, y por ende, el Nacido en Belén es rey; el incienso se lo ofrecían a los dioses, y por ende, el Nacido es Dios; y la mirra se usaba para embalsamar a los muertos, y por ende, señalaba la pasión que el Nacido iba a sufrir por la humanidad.
Por otra parte, San Efrén el Sirio (+373) señala que el oro se presenta a quien es rey, el incienso a quien es sacerdote, y la mirra a quien es médico, indicando así la identidad del Nacido.
Cabe señalar que, hoy en día, los regalos de los magos se encuentran guardados desde 1453 en el Monasterio de San Pablo en Monte Athos.
Los regalos de los magos guardados en Monte Athos y Su recepción por el abad del monasterio
6. LA ESTRELLA DE BELÉN
La aparición de la estrella es una realización de antiguas profecías. Los magos se acordaron de la profecía que dijo el adivino Balaám: “Saldrá estrella de Jacob, y se levantará cetro de Israel”(Números 24:17). Este sentido está recapitulado en el oficio de los matutinos del 21 de diciembre: “Se cumplieron los símbolos del adivino Balaám. Pues cuando fueron iluminados aquellos ávidos de las ilusiones persas, por el brillo de la extraña estrella, resplandeciéndose por Cristo el Sol que no tiene ocaso, con sus regalos indicaron que el Encarnado por Su Propia Voluntad en Belén es un Dios, un Rey y un Mortal”.
San Juan Crisóstomo cree que es un ángel en forma de una estrella por tres razones.La tradición iconográfica raramente encarnó dicha explicación, representando a un ángel guiando a los magos a Palestina y luego a la gruta. En efecto, en aquellas representaciones del siglo VIIIº donde figuraba el ángel mostrando a la Virgen y al niño, se encontraba también la estrella. Señalamos que es solamente en occidente en el siglo XIIº que aparece el ángel que lleva la estrella y guía a los magos, mientras que, por primera vez en el siglo XIVº en Serbia, aparece la representación del ángel-guía delante de los magos, a veces sobre un caballo, a veces volando.
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